viernes, 19 de marzo de 2010

Carta desde tu ausencia


Querida ignorante:

Me encontré con la extraña sensación de estar viviendo un sueño irreal. Ni siquiera comprendí que demonios estaba haciendo yo allí, observando a la gente e imaginando por su vestimenta, sus gestos y su fachada como se comportan, qué piensan, qué son. No sé si, por la inquietud que me provoca este sentimiento, quiero fumarme un cigarro para calmar mi ansia o esfumarme de este lugar.
Te busco en las caras de la gente, te anhelo cuando me siento sola y deseo con locura salir de la oficina para llegar a casa y ver como, tumbada en el sofá, me sonríes y me preguntas que tal me ha ido el día. Echo de menos tus besos furtivos a escondidas, tus caricias en mis manos a la sombra de la gente, tus miradas anestesiantes, tus ojos dulces.
¿Cómo puedo tener nostalgia de lo que no he tenido? ¿Es acaso una mala jugada de esta imaginación sin escrúpulos que me corroe por no tenerte? ¿Es culpabilidad? ¿Es ignorancia amatoria? ¿Es idealización de algo inexistente? No lo sé. El caso es que sigo sin entenderlo, que continuo echándote de menos. Que vivo con la certeza de que algún día aparezcas en mi vida y me ayudes a dar un giro en mi vida porque yo sola, ya no tengo fuerzas. Quiero pero no tengo ganas. No sin ti, que de mí ya estoy cansada.

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