domingo, 27 de diciembre de 2009

En mi mente, en nuestros pensamientos...


Me repito en mi memoria porque ya me cansé de escribir, pero he vuelto a hacerlo. He dejado el bolígrafo a un lado para utilizar este teclado. Sueño con ella, con sus ojos, sus labios, su mirada, a veces pícara, otras con calma pero ella nunca será mía, porque no está a mi alcance, no se exactamente donde está y no sabe de mi existencia, ni siquiera me conoce... Me gustaría besarle ahora, abrazarla en silencio, como si el tiempo fuera eterno, pero no es posible, sólo me queda soñar e imaginar que ella, en la distancia sueña conmigo, sin conocerme pero imaginándome, lo mismo que yo. Así ambas estaremos unidas, al menos por nuestros pensamientos.

sábado, 19 de diciembre de 2009

¿Somos lo que parecemos o parecemos lo que somos?


¿Somos lo que parecemos?, ¿parecemos lo que somos?, ¿parecemos lo que no somos? ¿No somos lo que parecemos?
Tal vez sí, tal vez no. Nunca se sabe a “letras ciertas”. Y no digo a ciencia cierta porque soy de letras, porque me gustan y porque es en las letras , ya sean ciertas o no, donde no existe una ciencia exacta, ni un pensamiento exacto, si no un cúmulo borrascoso o anticiclónico de ideas, sentimientos, frustraciones o deseos abstractos. De repente aparece un torbellino de emociones que cambian los colores con los que pintamos nuestras vidas.
Y es ahí donde entran nuestros sueños, algunos los alcanzaremos, otros no. A veces tendremos la sensación de casi tocar el sueño con la punta de los dedos y ver estupefactos como se escapa. Otros que alcanzaremos ni siquiera los habíamos soñado antes, pero ahí está la magia del conocimiento de la vida que, por experiencias propias y ajenas nos cierra unas puertas para abrirnos otras. Descubriremos cosas nuevas (nos gusten o no), cambiaremos el rumbo, ya sea por deseo expreso o por las circunstancias propias o de las personas que nos rodean. Pero es en ese camino hacia la búsqueda de lo que deseamos donde desechamos cosas que antes nos parecían indispensables y ahora no, donde encauzaremos nuestras metas en esa peligrosa autopista de la vida llena de señales, líneas continuas, discontinuas, cedas, “stops”, salidas hacia carreteras secundarias, y entradas hacia carreteras desconocidas que pueden (o no) llevarnos por un camino mejor .

martes, 15 de diciembre de 2009

Madrugadas no vividas


No disfrutaré despierta la madrugada de este martes, estaré durmiendo, pasará sin decir nada, se perderá para siempre, como muchas otras noches ( e incluso días ) en las que no hago nada mas que pensar en ti. ¿Dónde irán a parar las madrugadas no vividas?, ¿dónde irán los momentos que no se disfrutaron?, quien sabe, igual quedan danzando solitarios en un extraño limbo o en tierra de nadie, lugar que no conozco ni se donde está pero tantas veces nombro cuando pienso que no existe el limbo. A lo mejor esas madrugadas aguardan en algún lugar esperando a ser disfrutadas, no lo se, puede que se hayan perdido para siempre y queden en mi recuerdo como noches desaprovechadas...

Cuatro años después




Y volví a la estación de autobuses cuatro años después. Esta vez sola. Ya no me encontraba entre tus brazos apurando los minutos contigo entre besos furtivos y amorosos. Ya no te miraba fijamente a los ojos ni me perdía en tu mirada. No me enredaba en tu pelo ni respiraba el suave y dulce aroma que se desprendía de tu cuello. Ya no acariciaba tu mano temblorosa a escondidas de la gente ni me abrazabas para protegerme del frío como hacías anteriormente. Ya no queda nada.
Esta vez he vuelto sola y he recreado en mi mente con cierta melancolía aquellos momentos en los que, a escondidas, nos besábamos en un portal ocultándonos de la gente. Miradas breves, cómplices y cariñosas envolvían nuestro pequeño mundo por unos instantes. Sin embargo, ahora no queda nada más que el recuerdo del último beso que te dí antes de dejarte escapar de mi vida por temor al amor, por miedo a quererte tanto, por miedo a no ser yo quien controle mis impulsos y quien lleve las riendas de mi vida. Ya no tengo miedo, quizás porque no te tengo y, si te tuviera, de nada me serviría. Alimento mi memoria de pequeños recuerdos vividos contigo para calmar la ansiedad que me provoca esta soledad. Sé que ya no te vale, que de nada te sirve. A mí tampoco…

lunes, 14 de diciembre de 2009

Perversa...¿O no?


He sido mala, he sido perversa. He utilizado los momentos vividos contigo como inspiración sin pedirte permiso previamente. No me importas, no te quiero, no me mires, no me llores, no te siento.
Con sólo una mirada, el roce de tu piel o un pequeño beso, hacías brotar mi inspiración haciendo surgir de mi pluma borbotones de palabras llenas de sentimientos provocados por ti. Ya no me sirves de nada, no te quiero, no me quieras. No me inspiras. Desapareció la magia, se acabó la feria, no eres lo que creía pero servías para incitar a las musas salir de mi mente.
Me mirabas, sonreía, te acercabas lentamente dejando caer un suave ósculo en mi frente. Mientras, podía percibir tu olor mientras te acercabas a mi cuello, te acariciaba, te miraba a los ojos, recorría tu cara con mi mirada intentando recrearme cada segundo en cada poro de tu piel, tersa, suave, casi perfecta…Me acercaba lentamente, besaba tus labios y ahí desencadenabas un remolino de emociones que me revolvían como una loca todo el cuerpo. Me inspirabas, me enloquecías, pero ya no me dices nada.
Desdibujo en mi mente tu mirada seductora, tus ojos verdes, sutiles, juguetones, sensuales. Pero ya no los siento, nos los veo como antes. Todo se perdió en un abismo de inseguridades, reproches y desconfianza surgidos de la nada, sólo por no poder vernos, por no poder estar juntos, por tenernos sin tenernos, por estar juntos sin estarlo, por dejar que el tiempo nos robara los pocos minutos de los que podíamos disponer juntos en soledad, por olvidarnos del aroma dulce de los besos, por olvidar el suave roce de unas manos llenas de ilusión por sentir la pasión, por olvidarnos de pintar caricias con los dedos, por no alimentar el amor con creatividad improvisada, por olvidarnos de que querer no cuesta nada, por olvidar que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
No he sido mala, ni perversa, te he querido sin pensarlo, sin quererlo, sin saberlo, sin fronteras, sin tiempo, sin horas, sin barreras y ya no te quiero…