sábado, 19 de diciembre de 2009

¿Somos lo que parecemos o parecemos lo que somos?


¿Somos lo que parecemos?, ¿parecemos lo que somos?, ¿parecemos lo que no somos? ¿No somos lo que parecemos?
Tal vez sí, tal vez no. Nunca se sabe a “letras ciertas”. Y no digo a ciencia cierta porque soy de letras, porque me gustan y porque es en las letras , ya sean ciertas o no, donde no existe una ciencia exacta, ni un pensamiento exacto, si no un cúmulo borrascoso o anticiclónico de ideas, sentimientos, frustraciones o deseos abstractos. De repente aparece un torbellino de emociones que cambian los colores con los que pintamos nuestras vidas.
Y es ahí donde entran nuestros sueños, algunos los alcanzaremos, otros no. A veces tendremos la sensación de casi tocar el sueño con la punta de los dedos y ver estupefactos como se escapa. Otros que alcanzaremos ni siquiera los habíamos soñado antes, pero ahí está la magia del conocimiento de la vida que, por experiencias propias y ajenas nos cierra unas puertas para abrirnos otras. Descubriremos cosas nuevas (nos gusten o no), cambiaremos el rumbo, ya sea por deseo expreso o por las circunstancias propias o de las personas que nos rodean. Pero es en ese camino hacia la búsqueda de lo que deseamos donde desechamos cosas que antes nos parecían indispensables y ahora no, donde encauzaremos nuestras metas en esa peligrosa autopista de la vida llena de señales, líneas continuas, discontinuas, cedas, “stops”, salidas hacia carreteras secundarias, y entradas hacia carreteras desconocidas que pueden (o no) llevarnos por un camino mejor .

No hay comentarios:

Publicar un comentario