¿Somos lo que parecemos?, ¿parecemos lo que somos?, ¿parecemos lo que no somos? ¿No somos lo que parecemos?
Tal vez sí, tal vez no. Nunca se sabe a “letras ciertas”. Y no digo a ciencia cierta porque soy de letras, porque me gustan y porque es en las letras , ya sean ciertas o no, donde no existe una ciencia exacta, ni un pensamiento exacto, si no un cúmulo borrascoso o anticiclónico de ideas, sentimientos, frustraciones o deseos abstractos. De repente aparece un torbellino de emociones que cambian los colores con los que pintamos nuestras vidas.
Y es ahí donde entran nuestros sueños, algunos los alcanzaremos, otros no. A veces tendremos la sensación de casi tocar el sueño con la punta de los dedos y ver estupefactos como se escapa. Otros que alcanzaremos ni siquiera los habíamos soñado antes, pero ahí está la magia del conocimiento de la vida que, por experiencias propias y ajenas nos cierra unas puertas para abrirnos otras. Descubriremos cosas nuevas (nos gusten o no), cambiaremos el rumbo, ya sea por deseo expreso o por las circunstancias propias o de las personas que nos rodean. Pero es en ese camino hacia la búsqueda de lo que deseamos donde desechamos cosas que antes nos parecían indispensables y ahora no, donde encauzaremos nuestras metas en esa peligrosa autopista de la vida llena de señales, líneas continuas, discontinuas, cedas, “stops”, salidas hacia carreteras secundarias, y entradas hacia carreteras desconocidas que pueden (o no) llevarnos por un camino mejor .
Tal vez sí, tal vez no. Nunca se sabe a “letras ciertas”. Y no digo a ciencia cierta porque soy de letras, porque me gustan y porque es en las letras , ya sean ciertas o no, donde no existe una ciencia exacta, ni un pensamiento exacto, si no un cúmulo borrascoso o anticiclónico de ideas, sentimientos, frustraciones o deseos abstractos. De repente aparece un torbellino de emociones que cambian los colores con los que pintamos nuestras vidas.
Y es ahí donde entran nuestros sueños, algunos los alcanzaremos, otros no. A veces tendremos la sensación de casi tocar el sueño con la punta de los dedos y ver estupefactos como se escapa. Otros que alcanzaremos ni siquiera los habíamos soñado antes, pero ahí está la magia del conocimiento de la vida que, por experiencias propias y ajenas nos cierra unas puertas para abrirnos otras. Descubriremos cosas nuevas (nos gusten o no), cambiaremos el rumbo, ya sea por deseo expreso o por las circunstancias propias o de las personas que nos rodean. Pero es en ese camino hacia la búsqueda de lo que deseamos donde desechamos cosas que antes nos parecían indispensables y ahora no, donde encauzaremos nuestras metas en esa peligrosa autopista de la vida llena de señales, líneas continuas, discontinuas, cedas, “stops”, salidas hacia carreteras secundarias, y entradas hacia carreteras desconocidas que pueden (o no) llevarnos por un camino mejor .
No hay comentarios:
Publicar un comentario